
Estoy tomando el curso The Givers de Juan Lucas Martín, y en él aprendí tres pasos que, curiosamente, llevo mucho tiempo practicando sin saber que tenían un nombre o una estructura clara. Es como si este curso hubiera puesto en palabras todo eso que yo ya venía haciendo de forma intuitiva. Y eso me dio una sensación de claridad y dirección que quiero compartir contigo.
1. La atención: ¿Dónde estás poniendo tu energía?
El primer paso es saber con claridad dónde quieres poner tu atención. Puedes enfocarte en el problema que estás viviendo, en lo que hiciste «mal», en lo que podrías haber hecho diferente, o en los posibles escenarios negativos del futuro. O puedes elegir estar presente, poner tu atención en el ahora, y desde ese lugar comenzar a construir un futuro distinto, alineado con lo que sí deseas.
La realidad que vives día a día está profundamente influenciada por ese 95% de pensamientos que tienes de forma repetitiva. Por eso es tan importante que te preguntes: ¿Qué tipo de pensamientos estoy alimentando? No se trata de negar la realidad o evitar los desafíos, sino de reconocer que tú puedes decidir a qué prestarle atención y, con ello, crear nuevas posibilidades. Lo demás, déjaselo al ser divino en el que creas. Confía.
2. La intención: tu compromiso con lo que deseas
La atención, por sí sola, no basta. Necesita estar acompañada de una intención clara. Es esa fuerza que le da sentido a lo que estás enfocando y que te recuerda que tú también tienes una parte activa en la creación de tu realidad.
Por ejemplo, si tu meta es sanar, tu intención tiene que alinearse con acciones concretas: alimentarte bien, mover tu cuerpo, meditar, ir a terapia, descansar… No basta con desear un cuerpo saludable sin hacer nada al respecto. La intención se convierte en esa energía que impulsa tus actos, en la decisión consciente de comprometerte con tu bienestar. No es magia. Es responsabilidad, constancia y disciplina con lo que te toca.
3. El agradecimiento: tu ancla a la plenitud
El tercer paso es el agradecimiento. Agradecer todo lo que tienes hoy, incluso aquello que consideras «ordinario». Desde el simple hecho de despertarte en la mañana y tener un nuevo día por delante, hasta tu salud, tu pareja, tu familia, tu casa. Pero también agradecer, desde ya, eso que estás trabajando por manifestar, como si ya estuviera sucediendo.
Cuando agradeces en presente por lo que aún está en camino, generas una emoción expansiva dentro de ti. Esa emoción crea la vibración necesaria para atraer lo que deseas, y te conecta con un estado de abundancia, no de carencia. Te hace sentir merecedor.
Estos tres pasos —atención, intención y agradecimiento— pueden parecer simples, pero tienen un poder transformador enorme. Te ayudan a reducir la ansiedad que produce vivir en el pasado o en el futuro, y a liberarte de los miedos que tú mismo generas al imaginar escenarios catastróficos que rara vez se cumplen.
Recuerda: no importa lo que estés viviendo hoy, lo que realmente puede marcar la diferencia es tu decisión de hacer las cosas de manera distinta. No esperes al lunes, al próximo mes o al “cuando tenga tiempo”. Decide hoy. Empieza hoy. Y verás cómo todo empieza a cambiar.

Deja un comentario