«Redescubriendo el Amor y la Plenitud a Través de la Gratitud»

By

Antes de todo mi proceso sentía una prisa en todo lo que hacía. Como si tuviera que hacer las cosas rápido para cumplir con lo que había que hacer y pudiera llegar a los momentos que yo escogía que hacer. Y cuando por fin llegaba a esos momentos no me sentía plena con lo que estaba dando a mis hijos y no gozaba. Entonces me enojaba, le echaba inconscientemente la culpa a ellos porque no me respetaban en mi tiempo. Hoy me doy cuenta de que cuando tengo mi tiempo en donde hago ejercicio, trabajo, meditación, rezo, mi libro, escribir o pintar, llego desde otro lugar con mi familia. Como si al no sacrificarme por ellos me hiciera estar en tiempo de calidad con ellos. Como si estuviera consciente de que al tener esos momentos mi alma sana y se siente escuchada y entonces todo lo que entrego después lo hago desde la gratitud y entrega absoluta de amor a mi familia.

Antes de mi proceso me autoexigía mucho, quehaceres diarios para cumplir mis expectativas de buena mamá, buena esposa, amiga, hermana, etc. Y esa exigencia me hacía sentir cansada porque tenía que cumplir siempre con esas creencias para que mi vida tuviera valor y fuera aceptada por mi mamá.

Hoy me doy cuenta de que no generar expectativas de la gente, de los lugares, de cómo se comporta alguien y respetar y honrar los procesos me hace sentir más libre de culpas. Antes sentía que todo dependía de mí con mis hijos, con mi esposo, y hoy siento que los solté; me siento más libre y más plena en mi actuar. Creo que actualmente dejo fluir más por el día a día y solté el control que tenía de los procesos o lo que según yo debía pasar. Me doy cuenta de que nada depende de mí. Que si yo quiero producir un cambio en mi esposo o en mis hijos, debo empezar por mí. Porque ese cambio o trabajo personal en mí genera una reacción en ellos que lleva a mover ese reaccionar que no me gusta que tengan.

Me doy cuenta de que vivo los momentos más intensamente, con amor y desde la gratitud de poder vivirlos. Me doy cuenta de que al saber que podría no tenerlos y no estar aquí; vivo y disfruto más cada beso, cada abrazo, cada risa o cada momento con mi familia y amigos. Dejé de estar pensando en cuándo va a acabar el momento. Dejo de enfocarme en lo que tengo que hacer después y me meto más al que estoy viviendo y quiero disfrutarlo con todos los poros de mi piel.

Hoy creo que mi conexión con mi poder interno, la capacidad de afirmación y de crear lo que creo es real y la veo. La veo en mí y sé que crea mi realidad. Así vivo honrando mi cuerpo porque es mi templo en esta vida terrenal. Vivo cuidandolo  con movimiento, con afirmaciones positivas para que se sienta amado y valorado. Hoy sé que en ningún momento estoy sola. Me tengo a mi yo adulta de 37 años que me contiene en todas mis heridas de infancia en donde me he sentido abandonada, no amada o no vista. Hoy me doy cuenta de que mi proceso en esta vida es sanarme para aprender y purificar mi cuerpo. Que el vivir en el amor y desde el amor me deja gozar la vida y sentirme amada y en paz. Que Dios me llena de luz y está conmigo dentro de mí en cada instante. Que la madre tierra está a mi disposición siempre para poder cambiar mi sentido de ánimo y darme paz. Hoy gozo la vida porque sé que esto es un viaje y venimos a disfrutar, aprender y amar. Hoy me doy cuenta de que el honrar el amor de mi esposo y enfocarme en lo que realmente vale es lo que me lleva a amarlo más. Que nunca olvidaré su amor, su lealtad y su entrega en estos momentos vulnerables de mi vida. Que cuando aparezcan pensamientos en mí negativos sobre algo que no me gusta de él, lo mejor es decírselo para modificarlos juntos y poder llenar mis pensamientos con afirmaciones sobre lo positivo y poder llenarme de amor hacia él y así acercarnos en vez de separarnos. Hoy vivo la vida y los momentos desde el agradecimiento y cuando algo me empieza a incomodar, sobre todo con mi familia, entonces me acuerdo de vivirlo desde ahí y modifico esos pensamientos de incomodidad por otros de gratitud y agradecimiento con ellos.

Hoy, gracias a este proceso de sanación que se llama para el mundo, cáncer de mama, veo que en mí tengo un poder infinito si modifico mis pensamientos porque eso crea sensaciones en mi cuerpo que hacen cambiar mi vida y mi situación. Hoy tengo consciente y veo claramente que tuve un proceso antes de este en carne propia donde no podía embarazarme de mi hija y que responsabilizándome de mis actos y mis pensamientos pude trabajar en mi mente para creer y visualizarme de mamá. Y lo logré, sin ningún medicamento como ya me decían los doctores que iba a necesitar. Yo solita trabajé y sané en mi interno y logré la realidad que quería. Ahora veo que esa fue mi prueba número uno en mi vida en donde puse en práctica el poder de mi interior. Hoy sé que tengo que confiar en mí, hacer mi trabajo interior y visualizarme sana para poder curar mis células. Tengo que mantener la calma y confiar en el proceso y atacar esta enfermedad desde mis cuatro cuerpos para poder mantenerme en mi centro y sanarme. Para así creerlo y entonces crearlo. Esto es solo un nuevo proceso que me tocó vivir y para aprender y vivir diferente.

Deja un comentario